La iglesia de San Francisco Javier es un templo cacereño
de la ciudad monumental
Iglesia jesuita de estilo barroco
construida en el siglo XVIII, se levantó, junto al convento
anejo, con la fortuna de un miembro jesuita
de la familia Figueroa, por ser éste el último eslabón de un mayorazgo
que se extinguía. Las obras comenzaron en 1698 y concluyeron en 1755.
Pedro Sánchez Lobato, el
arquitecto, la diseñó sobre una planta de cruz latina, con capillas laterales
comunicadas con atajos y crucero cerrado por una cúpula
con linterna. El fuerte desnivel que presenta la plaza sirve para que el
conjunto parezca mucho más monumental, destacando las dos torres de la fachada,
cuadradas de mampostería y sillería,
rematadas por sendos chapiteles piramidales. Entre ambas torres, un arco de medio
punto custodiado por dobles columnas sirve de puerta. Encima de él, una hornacina
alberga una imagen de San Francisco Javier y el escudo de Castilla y
León, rematado todo ello por un frontón
partido. Esta fachada principal fue remodelada en 1992.
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